María Josefa Karolina Brader nació el 14 de agosto de 1860 en Kaltbrunn, Suiza. Desde joven se destacó por su inteligencia y profunda fe. A los 20 años ingresó en la orden franciscana y, en 1882, emitió sus votos como religiosa bajo el nombre de María Caridad del Espíritu Santo
En 1888, fue una de las primeras seis misioneras enviadas por su congregación a Ecuador. Allí trabajó como maestra y catequista. En 1893, fue destinada para una fundación en Túquerres, Colombia, donde se dedicó a la niñez y juventud, a servir a los más pobres, los marginados, los que no conocían todavía el evangelio.
Al año siguiente, fundó en Colombia la Congregación de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, extendiendo su crecimiento por varios lugares a nivel nacional e internacional.
Madre Caridad tuvo claro que la oración y la formación debían ser inseparables: “Cuanto más instrucción y capacidad tenga la educadora, tanto más podrá hacer… sobre todo cuando la virtud va por delante del saber” Vaticano. Su gran amor a Dios incluyó una vida de pobreza, humildad, disponibilidad y paciente entrega, valores que encarnó con alegría interior incluso en condiciones adversas.
Madre Caridad falleció el 27 de febrero de 1943 en Pasto, Colombia. Su tumba se convirtió rápidamente en lugar de peregrinación y devoción.
En reconocimiento a su vida de santidad y virtudes heroicas fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 23 de marzo de 2003, después de que se aprobara un milagro atribuido a su intercesión.