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Hacia un sistema de educación superior pertinente y de calidad para todos
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b.
Para las IES públicas
127.
Establecer un nuevo modelo de financiación del sistema
de educación superior, donde concurran nuevas fuentes
de financiación que aseguren la sostenibilidad del sis-
tema, el cual debe responder a los siguientes principios:
a.
Progresividad:
los agentes con mayor capacidad
de pago aportan más, tanto en términos absolutos
como relativos. Las personas con menor capacidad
de pago son focalizadas y en este sentido acceden
a los beneficios sin necesidad de cubrir el costo
total establecido.
b.
Permanencia:
los recursos dirigidos a la financia-
ción superior no deben depender del ciclo político,
ni económico; debe ser una política de Estado.
c.
Creciente:
debido a la expansión de la educación
superior a poblaciones y regiones tradicional-
mente excluidas, el financiamiento de este tipo
de educación debe ser creciente en el tiempo, en
términos reales.
d.
Costos compartidos:
la sociedad como un todo
debe contribuir al financiamiento de la educa-
ción superior.
e.
Heterogeneidad:
tener en cuenta las diferencias
institucionales, regionales y de contexto al interior
del sistema y asignar recursos que consideren los
distintos escenarios misionales y de capacidad de
las instituciones de educación superior.
f.
Coherencia con las metas de desarrollo
: la fi-
nanciación debe construirse de forma consistente
con las metas nacionales y sectoriales de desarrollo
de mediano y corto plazo.
g.
Cobertura, permanencia, calidad, pertinencia y
desempeño institucional
: generar los incentivos
adecuados para el mejoramiento continuo de la
calidad, la pertinencia y el desempeño institucional.
h.
Transparencia:
los criterios y las reglas de asigna-
ción de los recursos públicos deberían ser entera-
mente transparentes y disponibles públicamente
en cualquier momento.
i.
Rendición de cuentas responsable y adecua-
da:
las instituciones de educación superior que
reciben subsidios del Estado tienen que rendir
cuentas por el buen uso de los recursos públicos
a través de auditorías independientes.
j.
Garantizar y velar por la autonomía de las IES:
la capacidad de decisión, y de fijarse sus propios
objetivos, debe ser coherente con la forma en que
se financian.
128.
Destinar nuevos recursos que fortalezcan los presu-
puestos orientados a docencia y administración, que se
convertirán en un componente fijo, determinado por la
complejidad de cada institución.
129.
Destinar recursos variables a través de bolsas concursales
orientadas a cobertura, calidad, pertinencia, bienestar,
gestión, etc. La totalidad de los recursos adicionales será
distribuida por indicadores de gestión.
130.
Identificar claramente los costos asociados a los objeti-
vos que se quiere financiar. Una vez determinados los
costos asociados a las metas establecidas de acuerdo
con la metodología que se adopte, es fundamental
integrar todas las fuentes de ingreso de la educación
superior y determinar si estos recursos son coherentes
con los objetivos previamente establecidos.
131.
Elaborar, por parte del Estado, las proyecciones técni-
cas de inversión pública que el sistema de educación
superior necesita para los próximos 20 años, teniendo
en cuenta los costos, metas, desempeños y dinámicas
de los recursos asociados. Así mismo, diversificará las
formas de financiación; aumentará y destinará téc-
nica y equitativamente los recursos, de manera per-
manente, para asegurar la sostenibilidad del mismo.
132.
Asignar los recursos públicos para las instituciones de
educación superior públicas de acuerdo con criterios
técnicos que reconozcan la complejidad de las institu-
ciones, su eficiencia y desempeño académico–admi-
nistrativo. Las instituciones de educación superior, de
acuerdo con el nuevo modelo de financiación, redi-
señarán sus sistemas de costos, sus estructuras finan-
cieras y sus sistemas de información.